Prueba: Dongfeng S50 (1.5L / 118 CV MT5)
Cuando se busca funcionalidad, buen espacio interior y proyectar una imagen recatada, sin lugar a dudas que la tipología sedán es la que mejor responde a esas legítimas aspiraciones. Claro que en la actualidad dicha silueta ya no es la favorita de los compradores, como sí lo fue hace un par de décadas, aunque pese a ese fenómeno la carrocería tres cuerpos está lejos de desaparecer.
Con respecto al S50, el nuevo sedán que ofrece la marca china Dongfeng, podemos decir que se trata de un automóvil bastante lógico y poseedor de una serie de cualidades que lo transforman en la elección correcta para los usuarios que optaron por sumarse al mundo de la movilidad independiente; la mayoría de los casos grupos familiares.
Con bonificaciones incluidas cuesta menos de siete millones de pesos, una cifra muy conveniente cuando se analiza lo que se obtiene a cambio de ella. En lo que respecta a dimensiones nos topamos con una carrocería que mide 4.630 mm de largo, cota a la que se agrega una distancia entre ejes de 2.700 mm, guarismo que nos anticipa una generosa volumetría interior; hubiese sido interesante conocer la capacidad del baúl, pero no logramos conseguir el dato exacto.
Visto por los flancos destaca su simetría, con voladizos cortos en ambos extremos y unos espaciosos arcos de ruedas que dan cabida a unos neumáticos de 15 pulgadas. Es evidente que el S50 no es portador de los últimos avances aerodinámicos o estéticos, pero en honor a la verdad lo que ofrece es lo que se necesita en este segmento del mercado.
En la cabina el espacio abunda, en todos los rincones, aunque vale aclarar que el sector de la banca trasera es especialmente desahogado. El puesto de conducción es muy sencillo, con una respetable carga de equipamiento y confeccionado con materiales ceñidos al precio final del producto; se trata de polímeros rígidos, pero muy bien ensamblados. En la dotación estándar destaca una pantalla táctil de 7”, además de un paquete eléctrico completo y un eficiente sistema de aire acondicionado.
Buen desempeño
Al S50 lo anima un motor gasolinero de 1.499 cc, con tecnología Mitsubishi, una máquina animosa capaz de erogar 118 CV a 6.000 rpm y un torque de 143 Nm a 4.000 vueltas por minuto. No es un automóvil de peso considerable, por lo que la citada planta motriz nos bastará para que alcancemos un buen ritmo en la carretera; logra 175 km/h de velocidad máxima.
En la ciudad es dócil y gobernable, gracias a una dirección precisa y a una caja de cambios (cinco velocidades) fácil de manipular; los canales de la H se recorren sin inconvenientes. Otro punto destacable es que la visibilidad es muy amplia, hacia todos los sectores y bajo cualquier exigencia, incluso cuando realizamos maniobras en retroceso; estacionar es una tarea fácil.
En carretera avanza con determinación, dentro de los límites establecidos claro está. La suspensión es suave, demasiado quizás, lo que queda en evidencia cuando enfrentamos curvas a una velocidad mayor de la recomendada; el peso se transfiere bruscamente a la proa, más aún cuando tocamos los frenos antes de girar. Tengamos presente que no se trata de un ejemplar deportivo, sino que de un sedán concebido para exigencias menores, como paseos en familia o para ir al trabajo durante la semana.
Los frenos responden con mucha eficiencia, a un nivel más alto de lo que esperábamos; son de discos en las cuatro ruedas e incluyen ABS. También nos agradó la férrea sujeción lateral de las butacas delanteras, que es de gran ayuda al momento de enfrentar caminos revirados. En resumen el S50 tiene mucho que aportar, es un automóvil que responde correctamente y que no va en contra de su naturaleza; es un sedán de buen andar, amplio y bien equipado…todo a cambio de un precio muy asequible.
Ficha Técnica
Precio: $7.290.000 (sin bono)
Motor: 1.5L 118 CV / 143 Nm
Transmisión: Mecánica / 5 marchas
Tracción: Delantera
0-100 km/h: ND
Vel. Máxima: 175 km/h
Rend. Mixto: 12,7 km/l
Largo: 4.630 mm
Ancho: 1.790 mm
Alto: 1.526 mm
Entre ejes: 2.700 mm
Maletero: ND