Mercedes-Benz Clase C, un ejemplar distinguido y con mucha “Clase”.

Es una de las más célebres creaciones de la firma alemana, uno de esos productos dueños de una rica herencia y, mejor aún, el responsable directo de las excelentes ventas alcanzadas por la marca en el plano internacional. Desde que debutó hace 25 años, como reemplazante del hermoso 190, más de diez millones de unidades se han comercializado, y nada menos que 415 mil colocaciones se registraron durante el año pasado.

Pero ya era tiempo de inyectarle Botox a la cuarta generación, estrategia que le permite estirar su vigencia y alinearse con las últimas tendencias del mercado; recordemos que el segmento premium no admite desaciertos estéticos. Es por esto que el Clase C mostró sus rejuvenecidas facciones en el pasado Salón de Ginebra, facelift que llega a nuestro país por la gestión de su representante oficial Kaufmann.

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Además de los aportes en materia de diseño, que en honor a la verdad no son tan evidentes, en esta camada destacan varias innovaciones tecnológicas que lo acercan a un Clase E, e incluso a un Clase S. Tomando como referencia la versión tope de gama, de un total de 11 opciones, no encontramos con asientos multicontorno, que son unas butacas equipadas con una bomba neumática que insufla aire a los apoyos laterales y a la zona lumbar.

Se incluyen 64 colores de iluminación ambiental, una pantalla de 12,3”, pulsadores táctiles en el volante, sistema de mando fónico Linguatronic, navegador 3D con representación topográfica, sistema de carga inalámbrica para el celular, y una interminable lista de dispositivos encargados de velar por la seguridad, entre los que se cuenta el Collision Prevention Assist Plus; este punto es una de las mayores preocupaciones del fabricante alemán.

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El renovado Clase C se presenta en tipologías sedán, coupé, cabriolet e incluso station wagon, silueta esta última que sólo llegará a pedido. Se ofrecen motorizaciones con potencias que van desde 156 caballos, en el caso de la variante C 180, y que llegan hasta los 510 CV en la poderosa opción C 63 AMG Coupé; sin que importe el tipo de motorización, la única caja disponible es una 9G-Tronic Plus de nueve velocidades. En medio de una oferta gasolinera se alza un ejemplar provisto de un bloque alimentado con diésel, una planta GDi de 2.0 litros de la que brotan 194 CV y 400 Nm de torque.

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Debuta además el sistema de hibridación EQ Boost, un valioso recurso que le brinda apoyo al motor térmico y que no es otra cosa que un generador eléctrico capacitado para producir una potencia equivalente a 14 caballos, además de 160 Nm de torque. La citada ayuda interviene a bajas rpm, que es cuando el turbocompresor aún no alcanza su máxima capacidad de sobrealimentación.

El importador de la marca en Chile espera lograr una venta de 600 unidades por año, cifra que se desglosa en 100 ejemplares pertenecientes a la gama AMG. Los precios van desde los $22.990.000 para el C 180 sedán, y se elevan hasta 120 mil dólares cuando se trata del C63 S AMG Cabriolet.