Infiniti Q50, un suave retoque que lo mantiene vigente.

Infiniti es la marca de lujo del fabricante japonés Nissan, división que desde hace tres décadas se encarga de proteger los intereses de su creadora en el segmento de los automóviles premium, con directo foco en el mercado estadounidense. Su avance ha sido tal que algunos de sus productos son comparados con ejemplares firmados por Audi, BMW o Mercedes-Benz.

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El sedán Q50 debutó en el mercado chileno en agosto de 2014, y en poco tiempo logró captar el interés de los compradores, de los usuarios ya cansados de los escudos tradicionales que hay en esta categoría. A ellos Infiniti les ofreció una alternativa, una vía de escape para, sin renunciar a las cualidades de un automóvil premium, romper con los paradigmas del pasado.

Pero está claro que con este refresh el Q50 cambió muy poco, lo que nos parece respetable, y es que en materia de diseño Infiniti no da “palos de ciego” porque sabe hacer las cosas; recordemos que el Q60 fue distinguido con el galardón “Mejor Diseño”, otorgado por los medios especializados de nuestro país.

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¿Qué tiene de nuevo el Q50?, un frontal equipado con una mascarilla mejor delineada y que exhibe además unos neblineros con bordes lacados, un detalle que en honor a la verdad no es fácil detectar de buenas a primeras. No obstante, en su conjunto, las mejoras estéticas surten el efecto deseado ya que extienden la vigencia etaria del modelo.

En la cabina también se introdujeron ajustes, del mismo modo que en el exterior, aunque en este caso las novedades se notan a simple vista. En el timón se redujo el grosor del soporte central, se agregaron vanos para colocar los pulgares, y se elevó el nivel del sistema de audio; el Q50 cuenta nada menos que con 14 parlantes Bose.

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Con respecto al versionado, el abanico se despliega con tres opciones, cuyos precios van desde los $22.900.000 hasta los $34.900.000. Son valores bastante aterrizados, considerando el pedigrí ofrecido por esta marca.

Dentro del line up se puede hallar una planta turbo gasolinera de 2.0 litros, con una potencia máxima de 211 CV, la que va unida a una transmisión automática de siete velocidades. La variante Hybrid monta un bloque V6 de 3.5 litros, del que brotan 300 CV; el motor eléctrico aporta otros 60 caballos.

Debuta en este modelo una poderosa planta Biturbo V6 de 3.0 litros, capaz de erogar nada menos que 400 CV y un torque de 475 Nm; se le conoce internamente con la sigla “VR30”, y dicho bloque es exclusivo de la versión más costosa de la gama, siempre focalizándonos en el mercado chileno.

El Q50 agrega llantas de 18” en las versiones 2.0t y de 19” en el Hybrid, pero además cuenta con neumático de repuesto convencional, ventaja que se introdujo por expresa solicitud de los compradores; antes sólo tenía cuatro cubiertas del tipo Run Flat.