Hyundai i20 Active, vestimenta outdoor para brillar en la ciudad

Tal como en su momento lo hicieron las marcas participantes del acuerdo Mercosur, entre ellas Ford, Chevrolet y Volkswagen, la firma surcoreana Hyundai apostó por equipar a uno de sus productos con una serie de aditamentos que lo convierten en una especie de excursionista; al menos en apariencia.

El citado efecto se logró mediante aplicaciones de resina en los puntos más expuestos de la carrocería, con una mayor distancia libre al piso, y, por supuesto, con un rimbombante apellido acompañando al nombre. En esta especial categoría encaja el Hyundai i20 Active, el que al ser despojado de toda esa ornamentación vuelve a ser un i20 hatchback, ejemplar no considerado para el mercado chileno excepto en la versión que les presentamos en esta prueba.

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Al ser consultados, los ejecutivos de Hyundai en nuestro país justifican la presencia del i20 Active (y no la del hatchback a secas) con el hecho de que más de un 30% de las ventas totales de nuestro mercado son atribuibles a las tipologías SUV/Crossover. Es por eso que al interior de Automotores Gildemeister apostaron por este formato, decisión muy acertada sin lugar a dudas, y que les está entregando importantes dividendos.        

Animosa decoración

No se puede negar que el i20 Active luce muy bien, que su estilo outdoor logra cautivar a los compradores jóvenes, sedientos de libertad, y también a esos usuarios de mayor rango etario que ven en esta alegre carrocería una vía de escape al tedio y la monotonía que ofrecen las grandes ciudades. Está claro que con todos esos agregados de polímero, que refuerzan el aspecto de la proa, flancos y zaga, este Hyundai se posiciona en una categoría superior, en un escalón ascendente que lo ubica en la cúspide del segmento B.

Registra 3.995 mm de largo y una distancia entre ejes de 2.570 mm, cotas que están cercanas a las que ofrecen, por ejemplo, un Peugeot 2008 (4.159 mm/2.537 mm) y un Renault Captur (4.122 mm/2.606 mm). El i20 Active tiene buen tamaño, suficiente para llamar la atención de una familia emergente, pese a que su capacidad de carga no es de las mejores (285 litros); en este apartado los franceses le asestan un duro golpe, con 338 litros para el Peugeot y 377 litros para el Renault.

La cabina es espaciosa, apta para cuatro adultos, sin que por eso sea imposible ubicar a un tercer invitado en la parte central de la banqueta. En las butacas frontales no hay problemas de volumetría, pero lo más destacable es lo bien que el cuerpo se ajusta en esos mullidos asientos; encontrar la posición ideal de manejo es una tarea muy sencilla.

Volviendo al tema de las ornamentaciones, en el cockpit el negro de los paneles contrasta con el animado naranja aplicado a una parte de la tapicería, al pomo del cambio y al marco de los difusores de climatización. Es un modo astuto de diferenciar a este habitáculo, porque nada excita más los sentidos que un color animado sobre una superficie monocromática.

En el asunto de las terminaciones me parece que todo está en orden, dentro de los estándares establecidos en este segmento y con un nivel de calidad que concuerda con el precio anunciado por el importador ($11.590.000). Pero siempre se puede ir más allá, y en base a ese pensamiento me hubiese gustado que los polímeros del tablero y sobre todo el uretano del volante fuesen más agradables al tacto.

Impecable aplomo  

Esta variante Active cuenta con un despeje al piso de 190 mm, suficiente para enfrentar ciertos baches urbanos e incluso algunos obstáculos creados por la madre naturaleza; pero tengamos en cuenta que la tracción es delantera, así que lo más sensato es no imitar las hazañas del piloto Thierry Neuville.  

El motor gasolinero de 1.400 cc produce 99 CV y 137 Nm, erogues que concuerdan con la cilindrada pero que en la práctica se quedan algo cortos; el escaso torque es lo que más afecta la dinámica. Para contrarrestar la citada debilidad hay que echarle mano a la transmisión mecánica de seis marchas, cuya desmultiplicación cerrada nos ayudará a generar y conservar el empuje necesario en esos caminos con pendiente positiva, e incluso en una situación tan común como es egresar desde un estacionamiento subterráneo.

Rodando en carretera no advertí situaciones extrañas que me hicieran dudar de la buena calibración mecánica de este Hyundai, el que comentario a parte llega a Chile desde la India. El motor no es sediento, ya que al término de la prueba obtuve un consumo mixto de 14,5 km/l, en condiciones poco gentiles de manejo; nada mal tomando en cuenta lo mucho que lo exigí.

La suspensión se siente suave y aplomada, mucho más estable de lo que esperaba considerando el amplio despeje al piso. En las curvas la carrocería se inclina levemente, para luego recuperar su centro de un modo progresivo. La dirección no me convenció del todo, no porque carezca de precisión sino que por su tacto diluido; es el pecado típico de las direcciones electroasistidas, esa evidente falta de feedback.

El sistema de frenos responde impecablemente, incluso cuando lo sometí a unos rigores más allá de lo normal. Otro ítems en el que este Hyundai obtiene la máxima nota es el de la operación de la selectora de cambios; la doble H se recorre con suavidad y las marchas engranan al primer contacto.

El i20 Active pasó el examen con buena calificación. Es un automóvil que cumple bien un doble propósito, siempre y cuando no le pidamos cosas para las que no fue diseñado; recordemos que pese a su aspecto no es un SUV. Es un hatchback vestido de aventurero, algo así como un oficinista que en su tiempo libre cambia la corbata por una bandana.  

FICHA TÉCNICA

Precio: $11.590.000

Motor: 1.4L 99 CV / 137 Nm  

Transmisión: Mecánica / 6 vel.

Tracción: Delantera

0-100 km/h: 11,2 seg.

Vel. Máxima: 175 km/h

Rend. Mixto: 14,5 km/l

Largo: 3.995 mm

Ancho: 1.760 mm

Alto: 1.505 mm

Entre ejes: 2.570 mm

Maletero: 285 lts.