Skoda Scout, para la familia aventurera

La llegada a Chile del Skoda Scout persigue dos claros objetivos: hacer que el público se reencuentre con los station wagon, y moverle el piso al imbatible Subaru Ouback. Lo primero es una tarea sencilla, pero en lo segundo es donde el camino se pone cuesta arriba. Sucede que el cliente de la mentada firma japonesa no es amante de los cambios, menos cuando su alternativa es moverse hacia una marca que, pese al tiempo que lleva en el mercado nacional, sigue siendo desconocida.

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El Scout es una versión especial del Octavia Combi, que cuenta con varios aditamentos en la carrocería y algunos ajustes en la suspensión, todo ello pensando en las exigencias que impone el circular por rutas secundarias sin asfalto; obviamente que la tracción integral, tomada de la estantería de Audi, forma parte de su equipamiento básico.

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Máxima funcionalidad

Su tamaño es imponente, con una longitud de 4.685 mm y un ancho de 1.814 mm, cifra esta última en la que no están considerados los espejos retrovisores. La carrocería presenta una altura de 1.531 mm, y como parte de la batería de accesorios el techo dispone de barras longitudinales.

A simple vista se advierte que la distancia libre al piso es mayor que la de un Octavia convencional; en el caso del Scout hablamos de 171 mm. Por lo mismo es que los pasos de ruedas se muestran amplios, con al menos una cuarta entre borde y neumático, holgura que aumenta visualmente con esas aplicaciones de resina negra que cubren la totalidad del zócalo.

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En términos generales me parece un diseño sensato y coherente con la naturaleza de este producto, aunque bastante pasado de moda. Está claro que sus creadores no intentaban desafiar las leyes de la aerodinámica o imponer un nuevo estilo, pero no hubiese estado demás aplicar algunas soluciones más frescas.

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Viéndolo con ojo pragmático, esta carrocería tipo station wagon es lo mejor que existe cuando se busca funcionalidad. El portalón trasero es enorme, por suerte se opera con un mando eléctrico, y el acceso a la cabina es tan fácil que incluso nos pudimos acomodar con un computador portátil en las manos; sin duda que este automóvil es ideal para quienes sufren alguna dolencia lumbar.

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Buena terminación

Me instalé en el puesto de conducción y de inmediato reconocí el punto exacto donde está cada perilla y pulsador. La ergonomía es absoluta, e incluso quienes no son particularmente amigos de la tecnología podrán acceder a las funciones del sistema de infotenimiento; una pantalla táctil permite navegar en los diferentes menús. Y otra vez el asunto de la moda, porque el monitor no luce como uno de última generación, siendo esto mismo quizás lo que lo hace tan amigable al momento de usarlo.

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Los asientos están cubiertos con cuero tipo alcántara, material que irradia elegancia pero que es demasiado pegajoso; sobre todo cuando se viste ropa de gabardina o mezclilla. Está claro que se intentaba alardear, lográndose sin duda, pero si me dan a elegir prefiero un tapiz de cuero sin esa textura pilosa.

Espacio hay de sobra, para todos los ocupantes, pero en el sector de la banqueta la generosidad alcanzó su punto máximo. Es prácticamente una extensión del living de la casa, en la que podemos estirar las piernas o realizar actividades varias, como servirnos un bocadillo o dormitar tranquilamente.

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Las terminaciones están correctas, aunque los materiales no me terminaron de convencer; menos tomando en cuenta que esta versión del Scout cuesta casi 22 millones de pesos…muy cerca de un Nissan X-Trail o de un Hyundai Santa Fe. Sabemos que el rival a batir es el Outback, pero eso no quita que el comprador se fije en algunos SUVs al momento de comparar.

Excelente autonomía

Si bien dentro de la gama hay una versión equipada con un motor gasolinero TSI de 1,8 litro (180 CV), me parece mucho más lógico optar por la unidad que fue puesta en mis manos; refiriéndome al Scout con bloque turbodiésel de 2 litros y 184 caballos. ¿Por qué razón?, porque eroga un torque de 380 Nm desde las 1.750 rpm, y porque este bloque TDI nació para trabajar junto a la transmisión automática DSG6.

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El mentado impulsor es un torrente de potencia, de aceleración y empuje. Para ser franco tenía la impresión de que el Scout sería otro de esos aburridos productos disfrazados de aventurero, pero al realizar la prueba me quedó claro que este Skoda no está para jueguitos.

La suspensión se devora los baches como si estos fuesen golosinas, siempre manteniendo al habitáculo fuera del festín. Hallé un par de senderos precordilleranos en los cuales someter a examen tanto a la suspensión como al sistema de tracción integral. El diferencial Haldex es de lo mejor, y gracias a la ciencia electrónica se pueden elegir cinco modalidades de uso: Eco, Normal, Sport, Individual y Offroad. Este último pasó la prueba con honores…suerte que así fue porque de lo contrario habría redactado esta crónica atascado en uno de esos incontables senderos que irrumpen en los faldeos de Los Andes.

El Skoda Scout tiene todo lo necesario para salir al encuentro de la naturaleza, sin abusar claro está; no hay caja Over Drive ni cosas por el estilo. Es un station familiar que nos puede llevar a sitios aún no explotados, a disfrutar de esos pocos rincones de costa o campo que están libres de los contaminantes efectos del negocio turístico.

En la ruta se siente confortable y muy bien aplomado, por lo que no descartaría usarlo para esos extensos periplos por carretera. Otro punto a su favor es que el motor TDI ofrece una rendimiento de 22 km/l, de lo que se deduce una autonomía superior a 1.200 kilómetros; un viaje entre Santiago y Temuco de ida y vuelta…sin necesidad de repostar.

 

FICHA TÉCNICA

Precio: $21.990.000

Motor: 2.0L TDI 184 CV / 380 Nm

Transmisión: Automática / 6 vel.

Tracción: Integral

0-100 km/h: 7,8 seg.

Vel. Máxima: 219 km/h

Rend. Mixto: 20 km/l

Largo: 4.685 mm

Ancho: 1.814 mm

Alto: 1.531 mm

Entre ejes: 2.679 mm

Maletero: 610 l