La Carrera Panamericana 2015, 3,700 kilómetros de pura pasión

Luego de seis días y de ocho estados abarcados, la competición más importante de coches clásicos llega a su fin con los mexicanos Emilio Velázquez y Javier Marín en lo más alto del podio. Tuvieron que pasar varios años para que el primer lugar se quedara con algún mexicano, esta vez el Studebaker #113 denominado Golden Tiger y las manos de Velázquez, fueron los elementos más eficaces de esta apasionante edición.

El Golden Tiger de 1953 no la tuvo nada fácil, pues la dupla conformada por Hilaire y Laura Damiron del equipo TAG Heuer, estuvieron a escasos segundos de quedarse con la punta. Asimismo, el podio se completó con los tiempos de Gabriel Marín y Gabriel Marín Jr con el coche #111.

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Así vivimos “La Pana”

La aventura dio inicio el 16 de agosto en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas con alrededor de 80 competidores de diferentes categorías, ahí, la adrenalina y las sed de triunfo se percibía por todo el ambiente. El entorno era frío y las curvas del sureste del país, mostraban que la competencia no sería nada fácil y que si se buscaba ganar las etapas, se tendría que ir al limite.

Después de varios kilómetros de carrera, el cambio de altitud se volvió un tema fundamental para los equipos, tanto así que se vieron obligados a cambiar las puestas a punto de los bólidos para poder mantenerse competitivos en Oaxaca. Los cambios principales entre el transcurso de Chiapas-Oaxaca consistieron en las presiones atmosféricas, en la complejidad de las curvaturas y en la demanda al físico de los pilotos y navegantes. Importante mencionar que en estas etapas el Porsche 356 de 1954 de Reneé Brikenhoff (USA) y Roberto Mendoza (Méx), sufrió un despiste y daño en el lateral izquierdo, pero afortunadamente logró mantenerse en pelea.

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En la sesión Oaxaca-México, la riña entre los dos primeros Studebaker crecía en gran medida, pues en esos momentos únicamente se separaban por escasos cinco segundos absolutos. Se sumaron muchos metros al odómetro en el segundo día de competencia, ya que se corrieron ocho tramos, una parada de servicio y un trayecto muy fuerte de tránsito entre ciudad y carretera. En total fueron 5,700 metros en esa jornada. Después de su paso por la capital, lo bólidos siguieron hacia Toluca, para después pasar por Morelia y llegar al bello Guanajato, ahí las cosas se pusieron “color de hormiga”.

El bajío nos llevó hacia la etapa de “La Valenciana” en donde se combinaron rectas y curvas de nivel medio. A decir verdad, el pavimento en esta zona de Guanajuato era muy bueno y los ocupantes del equipo TAG Heuer (Hilaire y Laura Damiron) lo agradecían puesto que se mantenían en primera posición. No obstante, los mexicanos de la escudería MRCI Racing Team (Emilio Velázquez y Javier Marín), seguían comiendo asfalto sin errores en vía. Ver competir a primero y segundo era un verdadero espectáculo de garra y talento.

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Nos volvimos a encontrar con la competencia en Aguascalientes para una etapa de velocidad en las montañas de “La Conjoga”. Pudimos avistar las dos sesiones del tramo, ya que de inicio, la ruta se realizaba hacia arriba y en segunda instancia se invertía la dirección. Lo más interesante de este “hit” hidrocálido fue una recta de alrededor de un kilómetros en donde los coches se movieron a placer. Terminó el día con el “Stude” de los Damiron en primera plaza.

El último día (Durango) fue el más especial por dos factores: el primero la riña constante que existía en la categoría Turismo Mayor y el segundo, los increíbles tramos que íbamos a visitar. Se presentaron “Río Chico” con una vista espectacular y el famoso “Espinazo del Díablo” en donde un mínimo error puede significar algo más que perder La Panamericana. Hablando específicamente de este último, se corren más de 30 kilómetros y existen curvas de nivel cinco, las más difíciles de la carrera.

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Finalmente el centro del siempre bello y caluroso Durango fue el que recibió al tren de carrera y coronó al oaxaqueño Emilio Velázquez y a su navegante.

La Panamericana es, definitivamente, algo que todo amante del deporte motor tiene que vivir. ¡Nos vemos en 2016!